Édgar Landa Hernández* / La hilera de autos es extensa, si acaso se podrán contar 30 taxis de diferentes marcas y modelos. Jóvenes algunos de los choferes, otros ya en los albores de la senectud, pero todos a la espera de que caiga una víctima (perdón) Cliente.
Ellos,los taxistas se concentran en las cercanías de conocido centro comercial; allá rumbo a las trancas.
Poco soy de los que toman un taxi para trasladarme, ¡Hoy fue la excepción! Conozco infinidad de taxistas ya que muchos de ellos son clientes asiduos a mi taller automotriz.
Me vi en la necesidad de buscar este tipo de transporte, y opté por preguntar primero cuánto era lo que cobraban por trasladarme de “plaza Américas a pípila y Lagos Cházaro” Conste que no estaban dentro de la plaza, sino a un costado.
El primer taxista de la fila, un joven con aretes, con sus brazos cubiertos por la tinta que da el tatuaje, con un tono sarcástico me dijo “te cobro 70 pesos, ya si quieres más barato atrás hay coches viejos que se la avientan hasta por 45 pesos.
Solo sonreí y le agradecí. Por lo regular una carrera desde “plaza Américas a Lagos Cházaro” se cobra 45 pesos, máximo 50.
Así recorrí varios autos y la mayoría cobra 60 pesos. Un joven chofer me hacía la seña con su mano, y me preguntó que a dónde me dirigía yo, le expliqué a detalle y lo que sus colegas querían cobrarme, con una actitud muy diferente me comentaba que ya tenían más de una hora esperando pasaje, y que él con gusto me llevaba por 45 pesos. A lo cual accedí gustoso. Ya en la charla me comentó que así hay muchos taxistas que se quieren aprovechar de la situación y cobran mucho más de lo establecido en tránsito del estado.
Al finalizar el recorrido no le di lo que él me había propuesto, sino que además le completé para que se tomara un refresquito.
La actitud dice mucho de nosotros mismos.
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores A.C.
Comentarios