De hecho, señaló que probó la AK-47 que utilizaría para la masacre, y dijo sobre esta arma que «no estaba diseñado para disparar rondas rápidamente, por lo que se sobrecalienta mucho después de que se disparan unos 100 tiros en sucesión rápida». Ante esa circunstancia tuvo que comprar un guante resistente al calor.
Algunos testigos señalaron que vieron al asesino antes de entrar al centro comercial: «Vi a un hombre con una camiseta negra y pantalones de camuflaje que llevaba lo que parecía un rifle, apuntaba a la gente y disparaba directamente a ellos, vi a tres o cuatro cayendo al suelo». Cuando los policías enfrentaron a Patrick Crusius no hubo intercambio de disparos, el joven se entregó sin oponer resistencia.