Nadie duda que fue un verdadero éxito de la protesta social, la desaparición de la palabra permanencia en la nueva reforma. Se recordará que esa fue la mecha que prendió el descontento de los maestros en todo el país. La reinstalación de los docentes cesados por oponerse a la mal llamada Reforma Educativa, es un mensaje muy claro de cordialidad y de voluntad política para ir avanzando con las peticiones de los diferentes actores educativos y sindicales. Sin embargo, eso no es suficiente.
Además, en el contexto de la aprobación definida de las Leyes Secundarias, aún queda el pendiente el tema de la democratización del SNTE, cuestión que preocupa en gran manera al gobierno de la 4T. Después de la aprobación de la Ley Laboral, de la firma del nuevo tratado con Estados Unidos, de la ratificación del Acuerdo 98 con la Organización Internacional del Trabajo y de la presión que hace MXM, Alfonso Cepeda, secretario interino en el SNTE, tendrá que dar su brazo a torcer.
No se debe pasar por alto que existe un grupo importante de maestros que no se sienten representados por un personaje que se identificó plenamente con los interese del gobierno anterior y que, por poner en primer lugar sus intereses personales, dejó al garete los derechos laborales de los afiliados del SNTE. Así que tarde o temprano la anhelada democratización del gigante magisterial se tendrá que dar.
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