No hubo apapachos, no hubo espaldarazos por parte del presidente para Cuitláhuac García; no hubo pronunciamientos sobre la honestidad del gobernador de Veracruz. Si acaso lo dejó ser su edecán en los eventos, su maestro de ceremonias, si títere, su perrito fiel al que ya no le permite ladrar. Para más, relata Ignacio Carvajal en Expediente MX, el presidente apapachó al alcalde de Jáltipan, una de las entidades por cierto donde más homicidios se cometieron en meses pasados.
«Ya está grande y camina un poco chueco, pero no le han crecido las uñas», dijo de Lucas Martínez Torres, alcalde de Jáltipan. Pero del gobernador nada, al parecer el presidente no le va a perdonar que haya mentido en su propia cara, a lo mejor el presidente no le va a perdonar que no haya podido ocultar bien sus mentiras.