Sumisión

Sumisión
Sumisión y violencia contra la mujer FOTO: WEB
- en Opinión

Édgar Landa Hernández / El reloj marcaba las 4 a.m. La esposa volteó sobre su cama y se percató que su esposo aún no llegaba. Lentamente se levantó y se dirigió a la mesa de centro que se ubicaba a unos pasos de su recámara.

Tomó la jarra de agua y se sirvió en un pequeño vaso. Y bebió. Una vez más el marido llegaba tarde, como otras tantas donde llegaba tomado y oliendo a perfume de mujer.

Ella no podía o no quería hacer algo respecto a la vida que llevaba, ¿para qué? ¿Para qué él en sus arranques de ira sacara su pistola y la amenazara de muerte O simplemente recibir los golpes a la que ya estaba acostumbrada?Con pasos lentos ella caminó hasta la recámara de sus hijas donde ellas descansaban. Un suspiro ahogó sus pensamientos. ¿Cómo poder decirle a su marido que ya no quería estar ahí? Sí siempre que se lo decía salía perdiendo.Ella regresó a su lecho frío y se recostó.

3 horas después llegaba el esposo, desaliñado y con olor a alcohol.Se quitó su ropa y se acomodó junto a su esposa.

Ella con miedo le preguntó que cómo le había ido, el solo gruñó, no sin antes decirle que descansara otro rato, era domingo y había que ir a misa de 8.a.m.

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