Otros, como Isabel Miranda de Wallace, se dejaron seducir por la política y utilizaron la muerte o supuesta muerte de un hijo para crear asociaciones civiles subvencionadas por el estado. Lo mismo hizo Javier Sicilia y Alejandro Martí; lo mismo hacen algunas madres de colectivos, buscan politizar su dolor y lo mercan por unas cuantas monedas de plata. Pero la señora Norelia Hernández, madre del joven estudiante Norberto Ronquillo, dice que ella no. Su hijo fue secuestrado hace unos días una vez que saliera de la Universidad del Pedregal, donde había cursado estudios. A pesar del pago del rescate, su hijo fue asesinado.
En entrevista para Desde la Fe, órgano oficial de la Iglesia Católica en México, dijo: «Querían que yo politizara esto, y sé que nos falta mucho como país, pero también sé que, hablando como madre, estamos fallando como padres y como sociedad. Nos faltan muchos valores, no estamos haciendo nuestra tarea, no estamos inculcando el amor y el servicio».
Ya antes la señora Noelia había dicho que ella no guardaba rencor por los asesinos de su hijo, antes bien les otorgó su perdón. Sobre su hijo tuvo las siguientes palabras: «La gente recuerda a Norberto como una persona que de todo sacaba algo bueno, y quiero creer que todo esto pasó para algo, para que suceda algo. No sé qué va a suceder, pero tiene que suceder».
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