Mucho ruido y pocas nueces; que si los maestros eran los ejes del cambio, que sin los maestros no habrá excelencia, bla, bla, bla. El asunto es que el incremento a los maestros es un verdadero recordatorio maternal. Éste no satisface las necesidades de los maestros. Los docentes esperaban un incremento sustancial que recuperara su poder adquisitivo. Sin embargo, triste despertar no fue así. Sólo fue el 3.35 por ciento al salario tabular (base). 1.10 por ciento para fortalecimiento al salario, da un total de 4.45% nominal. Y, además, 1.80 por ciento para prestaciones, que no se aplica por igual a todos los maestros en todo el país. Esa fue la negociación del SNTE.
Ahora bien, en términos reales, ¿a cuánto equivale ese 4.45 por ciento en una plaza base inicial de un docente? Equivale a 358 pesos mensuales, 179 pesos quincenales, 11.90 pesos diarios. Sí escucho, bien, ese incremento no le alcanza ni para una coca de 600 mililitros. De manera que ni con todos los reconocimientos y homenajes bastan para aliviar la pírrica situación que viven miles de maestros en todo el país.
Al menos, gran parte de su quincena se va en la gasolina para poder dirigirse a sus escuelas. De manera que en esta ocasión AMLO le sigue debiendo a los maestros. Que alguien le diga que el reconocimiento y la revalorización de los maestros también implica una revalorización y actualización de su salario.
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