¿Cuál guerra sucia contra Namiko? Cuando ella saca la cabeza, sus empleados filtran información de sus indecencias

Carolino
Namiko Matzumoto Benítez

No hay tal guerra sucia contra Namiko Matzumoto; ella es la que decide tirarse al chiquero que fabricara Éric Patrocinio Cisneros Burgos. Pero algo que sucede con los funcionarios públicos en activo, sobre todo con aquellos que se portan déspotas con sus empleados, que favorecen a otros por influyentísimo o que de plano son corruptos, es que sus empleados denuncian y filtran información sobre esa corrupción, nepotismo y favoritismo. El periodista está obligado a verificar esa información y de resultar cierta se debe dar a conocer a la opinión pública.

En caso de que el funcionario denunciado encuentre alguna falsedad o imprecisión tiene derecho de réplica. Pero en México, como dice el dicho, “el que calla otorga”, y qué otorga, la razón. De modo que no hay tal guerra sucia en contra de la titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). Simplemente la señora sacó la cabeza pregonando pureza, diligencia y trabajo, y algunos de sus allegados y malquerientes salieron a contradecirla.

Para muchos Namiko Matzumoto está fuera de lugar por la pretensión indecente de querer pasar como víctima a un hombre que se coludió con los asesinos de miles de jóvenes en Veracruz. Ahí están las fosas, ahí están los restos; alguien debió arrojarlos, alguien debió encubrirlos. Sólo falta que el día de mañana Matzumoto tenga la indecencia de pedir a los veracruzanos que nos disculpemos con Arturo Bermúdez Zurita. ¡Así de indecente!

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