No fue un día de campo la conmemoración del Día del Trabajo para el gobernador Cuitláhuac García. El primer acto cívico de su gestión como gobernador del estado de Veracruz. Las protestas abundaron, los reclamos y las reivindicaciones, todo ello forma parte de la parafernalia de este día en el que los trabajadores tienen voz y reclaman. Uno de los mayores reclamos fue el nepotismo y la corrupción. Dos de los flagelos que se han estado señalando desde hace meses; dos temas en los que se han mostrado evidencias: documentos, audios, videos, artículos completos, pero hasta el momento no se ha hecho nada.
Lo grave es que el gobierno morenista llegó pregonando que en su gobierno no iba a haber ninguno de los vicios que se hicieron comunes en otros sexenios. Con esa promesa, con ese discurso de honestidad y limpieza fue que muchos electores se decidieron a votar por Morena. Hartos del PRI, hartos del PAN, querían creer que la propuesta del Movimiento de Regeneración Nacional sería la Cuarta Transformación. Pero la corrupción que empieza a anidar en varias dependencias del gobierno de Cuitláhuac García, pronto germinará y se hará una constante.
Sobre el nepotismo, donde se pudo dar un ejemplo claro de que la honestidad no era sólo un discurso, el gobernador prefirió no hacer nada. Y no hizo nada porque él mismo vive en pecado, manteniendo en su puesto a Eleazar Guerrero, su primo incómodo, quien no sólo le abrió la puerta a sus excompañeros fidelistas y duartistas, sino que es el que se ocupa de los moches en el gobierno.
Los trabajadores en el desfile del Primero de Mayo piden que se acabe la corrupción y el nepotismo; llegará 2020 y volverán a pedir lo mismo, porque el gobernador no tiene la voluntad de cambiar nada.
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