Fue el gobernador Cuitláhuac García quien le dijo a Carlos Loret de Mola «los logramos detener» y después echó las campanas a vuelo: «Vamos bien, estamos con éxito». El problema de pelearse con la realidad es que al final la realidad siempre gana. El día de ayer se reportaron varios homicidios en la zona sur de Veracruz, Jáltipan, Minatitlán, Tierra Blanca. Pero lo que la noche de este Viernes Santo sucedió fue como un balde de agua sobre todos aquellos que no quieren reconocer la realidad violenta de Veracruz. 13 personas fueron ejecutadas en una fiesta.
Según relatos de los testigos, un comando disparó a mansalva contra los asistentes cuando un grupo de personas trataba de defender a un sujeto que era perseguido por el comando. Cinco mujeres, siete varones y un menor de edad es el saldo de muertos en este ataque que deja muy claro que la guerra nunca estuvo ganada. El presidente López Obrador estará en el estado el día domingo y este es el contexto que encontrará.
La violencia de Veracruz se recrudece y el gobernador se ha atrevido a dar un plazo de dos años para que su estrategia funcione; ¿y mientras tanto? Ya lo señalábamos en su momento, el presidente no viene a Veracruz porque le guste el pescado a la veracruzana, viene porque ya no sabe qué hacer con el inepto de Cuitláhuac García. Esperemos que el presidente sí traiga ideas, estrategia y los recursos suficientes para que la inseguridad en Veracruz termine.
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