Pues esta mujer, que repite en ese cargo gracias a Silvia Alejandre, quien está resultando toda una decepción, se ha convertido en una verdadera inquisidora. ¿Quién le dio alas a este escorpión? Rocío López Guzmán fue la que tuvo la genial idea de que el maestro Milburgo Treviño, quien ha dado buena parte de su vida al IVEC y a la cultura veracruzana, se viera obligado a checar todos los días, a pesar de las dificultades que tiene para trasladarse de un lugar a otro.
El maestro de más de 80 años no entendía por qué la intransigencia de la dirección, pero todo se debía a la necedad de Rocío López Guzmán, la gran inquisidora del IVEC, que siente que puede hacer lo que quiera en esta institución. Lo más grave es que la directora del IVEC, la que le cargaba el portafolios a Jorge Duarte y a Aracely Friscione, la que por su docilidad alcanzó su sueño de ser directora, no escucha a nadie.
Silvia tiene muchos años en el IVEC, ella conoce la historia de los directores que han pasado por ahí, y sabe también quién ha tumbado a varios de estos. ¿A poco ella también quiere que la tumben? Y todo por una nefasta jefa de Recursos Humanos.