Se reporta desolación, la cartelera es muy poco atractiva. Los Aguas Aguas ya fueron, la Maldita y Molotov andan perdidos en el tiempo. Por ahí hubiera valido la pena escuchar a Buika a Susana Harp y por supuesto a Pablo Milanes; para colmo los precios de entrada subieron. Pero eso sí, el gobierno, acostumbrado a echarle la culpa a los demás, puede decir que la culpa es de Dios, quien no se dio cuenta que el 21 de marzo inicia la primavera y en lugar de eso nos prolongó el invierno.
Pero los que han ido a la Cumbre Tajín en años anteriores lo han hecho con buen tiempo y con mal tiempo. Lo que los ha jalado siempre es la zona arqueológica, el espectáculo, la camaradería y la seguridad. A ver si al rato, la señora Xóchitl Arbesú, queriendo levantar el festival, no se le ocurre vestirse de totonaca y aventarse del palo de los voladores o ponerse a hacer el ridículo como lo hizo en España, poniéndose a bailar folclórico. Por cierto, en las fotos Salomón Bazbaz no pudo disimular su descontento.