El Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz (Orfis) tendrá que sacar en claro los duros señalamientos que acusan al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez Peña, de haber beneficiado a constructores amigos, sobre todo en el caso de las ciudades judiciales. Es por ello que el Orfis, del muy cuestionado Lorenzo Portilla, tendrá que hacer su trabajo y revisar uno a uno los documentos comprobatorios de las licitaciones y los contratos que salieron del Tribunal Superior de Justicia. Son muchas las empresas beneficiadas, pero pocos los nombres de los beneficiados.
La responsabilidad del Orfis no es menor, pues de encontrar anomalías las tendrá que reportar para que se solventen, y en caso de que no sean solventadas, tendrá que demandar. Pero el caso es que el Orfis podría estar siendo utilizado para las venganzas personales del gobernador Cuitláhuac García, quien al parecer no sabe gobernar, pero sí sabe encontrar la manera de desquitarse.
De comprobarse el tráfico de influencias, de comprobarse las irregularidades que se señalan, de comprobarse que el magistrado presidente tiene algo que ver, entonces estaremos viendo los últimos días de un magistrado, que en su momento inspiró la frase de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda: «Ya cualquier pendejo puede ser magistrado».
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