La responsabilidad del Orfis no es menor, pues de encontrar anomalías las tendrá que reportar para que se solventen, y en caso de que no sean solventadas, tendrá que demandar. Pero el caso es que el Orfis podría estar siendo utilizado para las venganzas personales del gobernador Cuitláhuac García, quien al parecer no sabe gobernar, pero sí sabe encontrar la manera de desquitarse.
De comprobarse el tráfico de influencias, de comprobarse las irregularidades que se señalan, de comprobarse que el magistrado presidente tiene algo que ver, entonces estaremos viendo los últimos días de un magistrado, que en su momento inspiró la frase de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda: «Ya cualquier pendejo puede ser magistrado».