Virginia Durán Campollo /
Para mi amada Nana, Rene.
La polémica película Roma, finalmente de reconocimiento internacional, nos transporta a una época inolvidable de un México que se ama. Quienes somos de la época, nos recuerda años de nuestra juventud imborrables. Pregunté una vez a un taxista que venía escuchando a Beethoven, si lo entendía y me respondió que no creía el compositor hubiera escrito la música para un sector, sino para quienes la disfrutarán. Roma se siente. No soy crítica de cine, pero si cinéfila. Sé que películas repetiría, indudablemente. Me pasa con Roma. Para quienes vivimos en el Distrito Federal, en ese tipo de colonias como la Narvarte, la Condesa, la Roma, Coyoacán, Tlalpan, San Ángel es un placer recordar tantas vivencias. Cuando podías andar en bicicleta por todas partes y jugar en la calle, sin temor a ser secuestrado o violado. Observar cómo eran los servicios médicos populares, que parecían hospitales privados a la decadencia del sector salud en la actualidad.
*** Destacar las preocupaciones del director, por darle un valor a los empleados domésticos. Esas personas que acompañan a sus contratantes, por años y conocen las historias de familia ya sea en las desgracias o en los logros. Lloran y ríen con ellos, de manera espontánea y sincera. Jardineros, conductores, recamareras, cocineras, ayudantes, etc. Están presentes desde siempre, con reyes, sultanes, emperadores, empresarios, políticos, mandatarios y en diferentes sectores de la población. Hasta los más encumbrados, tienen afecto y hay literatura al respecto. Son los que ven, escuchan y callan. A veces testigos de infiernos familiares o crímenes inconfesables. Pero ellos son una tumba hasta el final. Ese compañerismo leal de amigos, conociendo del respeto y compromiso de trabajo.
*** Lo triste es algunos comentarios racistas, que se han realizado con la protagonista principal Yalitza Aparicio, como el del mediocre Sergio Goyri que se refirió a ella como “pinche india”. Los mexicanos, tenemos alto grado de discriminación hacia los indígenas. Como hay quienes les consideran, existen patrones aberrantes como los hacendados que tenían derecho de preñar a las doncellas, antes de un matrimonio. Quienes utilizan las palabras gatas, inútiles, tontas, muertas de hambre, india pendeja y demás adjetivos despreciativos. Esto denota falta de educación y cultura. México es de los indígenas, sus pobladores originales. De las grandes culturas: Olmecas, Mayas, Toltecas, Aztecas y demás. El no apreciarlos, es desconocer lo que estas etnias dieron a los mexicanos y al mundo en muchos sentidos. Seres oprimidos por una conquista innoble, que terminó con gran parte de su riqueza en todos sentidos. Sometidos hasta la ignominia, cuando eran descendientes de grandes reinos. Escribe el francés Jacques Soustelle, en “La Vida Cotidiana de los Aztecas” que fue una civilización asesinada en plenitud de su desarrollo. Así la cosa.
*** En lo particular a nombre personal, de mi madre y mi hermana le agradecemos infinitamente a nuestra querida Rene- más de seis décadas con nosotras- mi Nana, mi segunda madre, todo su amor, honestidad, entrega, fidelidad, compañía hasta este tiempo. Familiares y amigos, la aprecian y recuerdan por sus dotes culinarias y su entrega total a la familia Duran Campollo. Ha visto crecer a otras generaciones, como nietos y bisnietos de la misma. Gracias Nene, ¡te amo!
*** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.
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