Ayer la capital tuvo dos ejecutados, hoy hubo otro enfrentamiento y un muerto. Mientras el gobernador que no sabe gobernar, le deja al secretario de gobierno una operación que lo está rebasando. Ya suspendieron dos veces la sesión para el juicio politico en contra de Winckler. Todos saben que es debido a que no consiguen los votos suficientes para que el juicio político proceda. Ahora el presidente del Congreso llamará a sesión hasta que tenga los votos necesarios para cumplir el capricho de su jefe el gobernador.
Ya son muchos los diputados que se dieron cuenta que no vale la pena dejarse compra por dinero, cuando lo que está en juego son las instituciones. Ya le perdieron el miedo a las bravatas de Patrocinio Cisneros, sus amenazas que una vez que se hagan públicas, significarán su salida del gabinete de Cuitláhuac García. Resultaron peores que los panistas, peores que los priistas, peores que ellos mismos. ¡Qué vergüenza pregonar un cambio y salir con esto?