En Córdoba, más depurado el público (Patrocinio se ocupó de dejar a fuera a los manifestantes), pudo ser más extenso, pero eso obligó a los errores. En algún momento de su discurso dijo: «Hay una solicitud muy grande del pueblo veracruzano, que es mejorar la inseguridad que está cundiendo en todo el país». La solicitud, obvio, es para el presidente López Obrador. ¿Pero cómo pedir al presidente que mejore la inseguridad del pueblo veracruzano?
Los apologistas de Cuitláhuac García, que cada día son más, lo disculparán y dirán que su desliz oral es peccata minuta. Pero ya son muchas “pecattas” y cada vez son menos “minutras”. «Mejorar la inseguridad» es un oxímoron literario, una contradicción retórica. Pero Cuitláhuac García no es literato, es político, por lo que lo suyo es más un desatino, un desacuerdo entre su cerebro y su lenguaje. Por cierto, si de lo que se trata es mejorar la inseguridad en Veracruz, para eso lo tenemos a él.