Uno de los directores más corruptos que pasara por el IVEA fue Álvaro Cándido Capetillo, quien estuvo a punto de caer en la cárcel. El que sí cayó en la cárcel fue su administrador, Osvaldo Pérez Pérez, quien presumía ser suegro de Fidel herrera. Estos dos sujetos utilizaron los recursos del IVEA como patrimonio propio e hicieron con el presupuesto lo que les vino en gana, olvidando la loable labor que realiza esta institución.
Del IVEA hicieron una cueva de ladrones. No extrañaría que los próximos administradores descubrieran el potencial político que tiene este programa y lo aprovecharan de la misma manera. No se trata sólo de denunciar que encontraron 250 aviadores, sino de evitar que el IVEA siga siendo una pista de aterrizaje. Pero con Zenyazen Escobar al frente de la SEV, eso va a ser muy difícil. El mismo secretario de Educación ya pavimento de Delegaciones varias pistas de aterrizaje.