La pobreza y la ignorancia fue lo que impulsó a muchas personas a acudir al llamado de sus vecinos para ir a recoger gasolina gratis. Los pobladores de Tlahuelilpan dicen que no eran huachicoleros, pero tenían cientos de bidones listos y no sólo garrafas, bidones enormes de esos que usan los huachicoleros. Dicen que no eran huachicoleros, pero al momento que llegó el Ejército se enfrentaron a los militares como huachicoleros; los retaron, golpearon sus unidades, les mentaron la madre, los amenazaron como lo hacen los huachicoleros.
Dicen los pobladores de Tlahuelilpan que no eran huachicoleros los que murieron en la explosión, pero al momento de tomar un bidón, una garrafa e ir a robar gasolina, se convirtieron en huachicoleros. Ahora piden una indemnización al gobierno y le reclaman a Dios por haber su desgracia. Pero miles de pobladores de la zona no sufrieron ningún rasguño, miles ni siquiera se intoxicaron con el olor de la gasolina, miles se quedaron en su casa y no salieron corriendo al saqueo.
¿Quién tiene la culpa de la desgracia? ¿Los gobiernos anteriores? ¿El gobierno actual? ¿Dios? ¿O los que, no siendo huachicoleros, corrieron por un poco de gasolina que para consumo propio?
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