Todos los que se manifiestan dicen que su causa es justa, que su exigencia es legítima, que sus razones están por encima del bienestar de los afectados. El buen juicio dicta que todos tienen derecho a manifestarse, pero sin afectar a terceros. Sin embargo, manifestarse sin afectar a terceros no causa urgencia en aquellos que deben responder a los manifestantes. Si un grupo social o laboral toma una plaza, se instala ahí sin afectar el tránsito, sólo invadiendo la plaza, difícilmente será escuchado y permanecerá en ese sitio varios días antes de que bajen a dialogar con ellos.
Pero cerrar una avenida como Lázaro Cárdenas, que conecta a los que salen de Xalapa hacia Veracruz y a los que vienen de Veracruz a Xalapa, es una estrategia efectiva, que obtendrá resultados inmediatos. Fueron más de ocho horas las que estuvieron cerradas estas vías, ocho horas de caos sin solución, ocho horas de desesperación ante un conflicto que requería diálogo y firmeza.
Ahora ya sabemos que los encargados de las guarderías en Veracruz exigen que Hacienda pague lo que les debe; ahora ya sabemos que hay irregularidades en las guarderías y que hasta “niños fantasmas” anotan para cobrar lo mil pesos mensuales por “cuidarlos”. Pero si está comprobado que la exigencia de los que se manifiestan es ilegítima, entonces es momento de dialogar, de llegar a un acuerdo y de no haberlo, será tiempo de actuar con firmeza. Pero ocho horas de bloqueo sólo demuestran que este gobierno ni sabe dialogar ni sabe ser firme. Ya otros les tomarán la medida y saldrán a manifestarse de la misma manera, cerrando las vías más importantes de la ciudad.
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