Ya los responsables de estas acciones han explicado que esta es una manera de mantener un control; dicen que es un número que los identifica en el proceso de solicitud de asilo político ante el gobierno norteamericano. De igual manera, se han defendido diciendo que todo es bajo el consentimiento de los migrantes. Sin embargo, las redes sociales no han parado de condenar los hechos. Hasta el momento, el gobierno mexicano no se ha pronunciado sobre este asunto, pero se espera que en las próximas horas emita una postura.
Por su parte, el gobierno estadounidense se ha deslindado de lo que está sucediendo en Chihuahua. Ya las imágenes y videos de los que le platicamos circulan en medios de comunicación y redes sociales. Una vez más, gracias a estas prácticas, México queda exhibido como un país que no respeta a los migrantes, y que exige afuera lo que no es capaz de garantizar en su interior: respeto a los derechos humanos de las personas.