En la ceremonia estuvo el mandatorio federal, alias el “Peje”, para vender la imagen de que todas las poblaciones indígenas avalan la construcción del mencionado tren, pues hasta el secretario para el desarrollo sustentable de los pueblos indígenas, Emilio Ramón Ramírez Gutiérrez, declaró que es necesario pedir permiso a la tierra porque “de ella comemos y en ella caminamos.
Todo resultó un mero acto protocolario de la Presidencia de México, pues se anunció el inicio al programa de construcción del tren Maya que abarcará los estados de Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Yucatán y Campeche; sin embargo, no se dio tiempo para que la madre tierra contestara si está de acuerdo o no con la destrucción de vegetación en dichos estados de la República. Y es que, ilógicamente, los funcionarios aseguraron que su intención era solicitar la anuencia de la naturaleza.