Bueno, en la visita de López Obrador a Xalapa ya se quería subir al templete para salir de su closet político. Es por ello que la renuncia de Juan Carlos Molina de la bancada del PRI es un acto de congruencia, el acto de un dirigente que no está a costumbrado a recibir órdenes de un sujeto que lo único que quiere es forjar su tercera candidatura a la gubernatura del estado. Pero no sólo eso, ha trascendido que, a Juan Carlos Molina, quien le regresó la vida a la CNC hace algunos años, ahora se la quieran quitar.
¿Quién? Pues sus propios compañeros de bancada, sus solidarios compañeros de bancada. ¡Qué poca madre! Por eso, ya lo dijo él, ¡mejor solo que mal acompañado! A ver qué hacen los dos miembros del PRI en la Legislatura, porque sin el miembro que se les fue, ya no son bancada.