Así como llegó, se va Enrique Peña Nieto, un verdadero títere del PRI y de los grupos de poder económico. El primer día, el recién estrenado Ejecutivo federal llegó con su Reforma Educativa bajo el brazo y de la misma forma se retira. Entre el odio y el repudio de los maestros, se marcha el hijo predilecto del Gripo Atlacomulco. Su empecinada obsesión de querer implementar a huevo una mal llamada Reforma Educativa, que obligaba a los docentes a evaluarse con la consecuencia de que, si no pasaban el examen, tendrían que ser retirados del servicio docente, logró unir al magisterio mexicano del todo el país en su contra.
Mención aparte merece la CNTE y sus aguerridos y curtidos maestros. Estos dieron la cara desde el principio, a pesar de la fuerte represión en su contra y de la detención de sus principales líderes. Uno de los errores de Peña Nieto y su gobierno fue el haber subestimado la capacidad de organización de los maestros.
Éstos dejaron las aulas y salieron a las calles a pesar de las represiones de directivos y supervisiones sindicalistas que los amenazaban con sus respectivos descuentos. Hoy el reloj del cambio no se detiene, sigue caminando. En éste sólo faltan tres días para que Peña Nieto se vaya con su Reforma Educativa bajo el brazo.
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