A tres días de se acabe el gobierno de Enrique Peña Nieto, el magisterio mexicano recordará a este político como el más grande represor de maestros. Desde el primer día de su gobierno, este personaje se empeñó por implementar a fuego y sangre la joya de las reformas estructurales de su administración. Para ello contrató los servicios de las principales fuerzas políticas (PRI PAN, PRD) y lo llamó Pacto por México, estos firmaron un contrato de vergonzosa sumisión y lacayismo el 2 de diciembre de 2012.
Con estos partidos políticos como parapeto, justificó la implementación de una reforma laboral disfrazada como educativa. La policía montada y canina salió a las calles a golpear y amedrentar a los “maestros revoltosos”. En el sur del estado de Veracruz, los granaderos se enfrentaron en fuertes grescas contra maestros y maestras, los ceses de docentes que se reusaron a presentar su examen, al poco tiempo comenzaron a hacer su aparición.
Desde Emilio Chuayffet, y sobre todo con Aurelio Nuño Mayer, los ataques en prensa y los medios televisivos eran constantes. Hoy, a tres días de la toma de protesta del mejor aliado de los maestros, el magisterio nacional vuelve a ver una pequeña luz de esperanza.
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