El primero de julio cayó ese meteorito, que los marginó del escenario político mexicano. El partido del presidente Enrique Peña Nieto (PRI), sufrió un duro descalabro al perder las nueve gubernaturas que se disputaron. También, perdió la mayoría en el Congreso Federal y en los estados donde gobernaba se borró, se pintaron de guinda.
Hoy no hay contrapeso para Morena y tampoco es muy sano para la democracia si no se mantiene el juicio y los pies sobre la tierra, es factible que pudieran surgir actitudes prepotentes y tiranas, como las que manifestaba el PRI cuando era mayoría absoluta. Ojalá y existe un equilibrio republicano y no se caiga en los excesos, es por el bien de todos, es por el bien de México.