El error de Aurelio Nuño fue creer que siempre estaría en la cúspide, creyó que nunca pisaría nuevamente el suelo como los simples mortales. Su despertar fue muy duro el primero de julio cuando, estrepitosamente, cayeron por los suelos los añicos de sus sueños presidenciales. Aurelio Nuño Mayer, el que por un tiempo fue el delfín del aún presidente de la República, no supo hacer amigos, se peleó con todos y no supo hacer alianzas. No siguió el consejo bíblico de hacer amigos con las riquezas injustas.
Hoy, hay incertidumbre para uno de los principales promotores de la mal llamada Reforma Educativa. Hoy, no hay lugar por muy pequeño que sea en el actual gobierno. Hoy, Aurelio Nuño Mayer es un claro ejemplo de que en esta vida, el poder político, sólo es una ilusión pasajera.