Ojalá y el próximo gobernador veracruzano tome a pecho esta ilustración bíblica y reconozca que con maderas carcomidas no se puede construir un andamiaje sólido. Con hombres carcomidos por la corrupción, no se puede construir una política honesta. Es necesario que Cuitláhuac García entienda que, quien no es honrado en la vida familiar, laboral, comercial, jamás podrá serlo en la vida pública.
Un nuevo gobierno como el vino nuevo, requiere odres nuevos, gente honrada que no esté desacreditada y gastada como un odre viejo. No se debe cometer el error de usar odres viejos y cascajo de otros partidos políticos, ya que se corre el riesgo de incumplir lo prometido.
El propio Cuitláhuac debe saber que su carrera política puede despegar como un cohete, si éste cumple con creces a los veracruzanos. No obstante, si hay tropiezos desde el inicio de su administración y se deja rodear de salameros profesionales, entonces que no le extrañe que su gobierno sólo sea debut y despedida.