Ella comentó a los medios locales: «Yo le dije que invitara a todo su pueblo, pero ahora sí exageró». Y es que sin proponérselo Christofer estuvo acompañado de toda su paisanada que atestiguó el enlace matrimonial.
Las fotografías de la boda son de lo más inusual, pues mientras en otros enlaces las iglesias lucen decoradas de flores, corazones, palomas y listones, en la boda de Christofer y Gloria Jannet la iglesia estuvo adornada de cobijas, colchonetas y almohadas. Lo mejor que los migrantes se dieron cuenta que uno de sus paisanos encontró una mejor vida en nuestro país, que es lo que ellos están buscando.