Édgar Landa Hernández / Zaqueo, “corto de estatura”, mientras estaba en una multitud se subió a una higuera porque deseaba ver “quién era Jesús”. Y esto es precisamente lo que en pleno siglo XXI desean muchas personas marginadas en el fondo de su corazón. Quieren ver quién es Jesús de verdad.
¿Y a quién dirige su mirada Jesús? ¿A alguna de las autoridades religiosas como las que aparecen en la prensa oficial y ceremonias? ¿A alguno de sus discípulos? ¡No! ¡A Zaqueo!. ¿Y qué le dice a Zaqueo? ¿Le dice pecador? ¿Le grita maldito cobrador de impuestos? ¡No!. Más bien, Jesús se invita a su casa, en lo que es un signo público de acogida hacia alguien que es rechazado.
Yo estoy convencido de que Jesús no se invitaría hoy a ninguna casa de esos que tanto hablan de moral y tradiciones, ni de los que se creen íntegros y señalan con el dedo, ni de los que se creen tener familias y vidas modelos, ni de los rectos, ni de los que discriminan por razones de cultura, orientación sexual, raza o clase.
Jesús, se iría feliz a la casa de los segregados, apestados , desfavorecidos y menospreciados de nuestra modernidad.
Señor Jesús, bienvenido seas a mi casa.
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