En estos momentos en los que las opiniones se dividen entre quienes se oponen a brindar apoyo a los migrantes y quienes se manifiestan a favor de abrir las puertas para que puedan transitar por el territorio nacional, con el fin de que cumplan con su cometido que es llegar al país vecino del norte, cabe hacernos la pregunta ¿qué culpa tienen los niños?, después de todo no son más que afectados colaterales por las situaciones que enfrentan sus países.
¿Qué culpa tienen los niños?, es momento de pensar en ellos porque son ellos el futuro de sus países, el futuro de la sociedad. Hoy nos toca abogar para que encuentren en nuestro país una mano amiga, no caras de desagrado. Debemos tener presente que están en un camino largo en el que estarán expuestos a toda clase de peligros. Seamos pues, esa cara amiga de todas y todos los niños migrantes.