Enrique Peña Nieto se dejó seducir y conducir por las recomendaciones de la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en materia educativa. Desde el gobierno de Felipe Calderón se acariciaba la idea de una Reforma Educativa. Sólo con la llegada del priista es que cuajó la idea de imponerla mediante un Pacto por México. Hoy, al final del sexenio, los días de esta mal llamada Reforma Educativa están contadas.
Por eso, no nos sorprende la declaración de Miguel Ángel Gurría, exdirector de la OCDE: «Que se consolide el proceso de la reforma educativa, porque estamos hablando de un cambio que tiene relativamente poco tiempo en vigor, se necesita consolidar cada uno de los aspectos en el tema del acceso, calidad, equidad, los diferentes grados de evaluación que contiene y también la participación cada vez más importante de los propios gobiernos de los estados».
Pues más se tardó este funcionario en pronunciar estas palabras, cuando el próximo secretario de Educación, Esteban Moctezuma, ya le estaba contestando lo siguiente: «Darle más tiempo a la reforma educativa para probar su efectividad habría sido perjudicial, pues demostró que los resultados eran no sólo pobres, sino negativos». Así que saque usted sus conclusiones de quien tiene la razón. Lo cierto es que la Reforma Educativa, ya va de salida en el próximo gobierno.
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