Sólo se alcanza a ver a Humberto Zazueta, secretario de Operación Política, él es el encargado de negociar el finiquito con los trabajadores y de lidiar las deudas con los proveedores. Ese es el precio que paga la traición a las bases; el PRD, como las meretrices experimentadas, vendió caro su amor al poder en turno: primero le dio las nalgas al PRI y formó parte predilecta del famoso Pacto por México, que permitió al presidente Peña avalar las 14 reformas estructurales de su gobierno, incluida la Reforma Educativa.
Después se buscó otro querer, hizo alianza con el PAN, sólo para ver cómo AMLO los hacía talco. Qué diferente hubiera sido todo si hubieran sido humildes y congruentes, hoy formarían parte importante del poder, pero les ganó la ambición; hoy derrotados y sin dinero han perdió hasta la dignidad.