Las reculadas de Hipólito Rodríguez son legendarias. Lo hizo con los de Antorcha Campesina, con los tianguistas de la avenida Orizaba, lo hizo con los de Plaza Ánimas, con su regidor Rafael Pérez Cárdenas, a quien nada más exhibió, y ahorita con el relleno sanitario, que primero lo denuncia, lo clausuran y después tiene que pedirles “perdón”, que siempre no queremos clausurarlos porque no tenemos dónde echar la basura.
Ahora dice que no había ningún riesgo de quedarnos sin agua, lo dice después de prestar atención al llamado de Ricardo Ahued, después de entrevistarse con nuestros “hermanos de agua”, con el alcalde Quimixtlán. Hipólito estaba tan entretenido en los problemas en los que se ha metido que, si no se lo recuerda Ahued, ni siquiera se le hubiera ocurrido checar el trato que se tiene con Quimixtlán, quienes controlan el agua del Huitzilapan.
Al rato va a salir que tampoco hay urgencia en arreglar el tema del estacionamiento de Plaza Ánimas, que es “fuego amigo y reteamoroso”, que son meros rumores. Los xalapeños que acostumbraban pasar a hacer sus compras a Plaza Ánimas y ven que no hay sitio donde estacionarse, se acuerdan de Hipólito Rodríguez; los locatarios de ese centro comercial se han de acordar, pero de su mamacita.
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