Después de la arrolladora victoria de Andrés Manuel López Obrador sobre la mayoría de los partidos políticos, los sindicatos mexicanos se enfrentan a la disyuntiva de la democratización. El sindicato de los obreros de Pemex se encuentra en dolores de parto, no se sabe aún si nacerá la democracia en este sindicato o se continuará con el liderazgo del cacique sempiterno Carlos Romero Deschamps.
Otro gigante que aglutina a más de un millón de maestros es el SNTE, este sindicato tuvo un viraje en su posición respecto a la Reforma Educativa luego del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, quien en campaña prometió dar reversa a dicha reforma.
El SNTE, en este nuevo escenario, se nota débil y frágil; la confianza de sus agremiados es escasa. El panorama se agrava con el «usted disculpe» que le dio la PGR a la maestra Gordillo. La maestra no es una improvisada, sabe que en estos momentos la ley está de su lado y el SNTE está urgido de un liderazgo fuerte.
Sin embargo, olvidan un pequeño detalle: los maestros no están del todo convencidos de que el regreso de la maestra Gordillo sea lo mejor para el SNTE. Muchos no se tragan el cuento de la guerra y la defensora de los maestros. Ya se verá qué pasa del pues del primero de diciembre. Por lo pronto, las hachas de guerra ya se están desempolvando.
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