Los maestros no le perdonan que no alzara la voz contra la feroz represión gubernamental a la que se vieron sometidos por negarse a ser evaluados por una Ley de Servicio Profesional Docente lesiva y punitiva.
No le perdonan su falta de honestidad, ya que prefirió dedicar tiempo a buscar sus propios intereses políticos en lugar de privilegiar los del gremio; intereses que se vieron truncados con la derrota aplastante de su partido turquesa, que por cierto le impidió tener fuero para poder blindarse de los ataques de su acérrima enemiga, la maestra Elba Esther Gordillo. Por eso y más, los maestros no lo quieren y tenga por seguro que sólo están esperando la oportunidad para quitarlo de la cabecera del SNTE.