Tarde, muy tarde retiran las placas alusivas a Gustavo Díaz Ordaz, pero al menos, un día antes de los 50 años del 2 de octubre, las retiran. Claro, esto no es en todo el país, solamente es en las estaciones del Metro Pino Suárez, Balderas, Insurgentes, Zócalo e Hidalgo. Todo esto por disposición del Jefe de Gobierno José Ramón Amieva, quien con esto da reconocimiento de que la matanza de Tlatelolco fue un crimen de estado.
Así lo reconoció hace unos días la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas: «Fue un crimen de Estado que continuó más allá del 2 de octubre, mediante detenciones arbitrarias y tortura. Todo tiene un límite y hace tiempo que lo cruzamos. Es momento de que el Estado, en su conjunto, mire al pasado con honestidad, para poder afrontar al presente con una cara limpia y la mirada puesta en un futuro donde la paz sea una realidad».
Pero en México quedan cientos de calles, colonias, plazas y monumentos en honor a Gustavo Díaz Ordaz, quien nunca se arrepintió de lo que hizo. En una entrevista hasta declaró: «Estoy orgulloso del año de 1968, porque me permitió salvar al país».
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