Los intentos del Gobierno Federal de querer vender gato por libre al magisterio mexicano, al hacer pasar una reforma laboral y administrativa como educativa, no sólo reflejo deshonestidad, sino también una falta de escrúpulos con la sociedad mexicana. Después de cinco años, como la mugre cuando es frotada con jabón, ésta sale y brota para ser desechada. Ni la calidad educativa se ha elevado ni el índice de eficiencia terminal lo refleja, y las condiciones de la infraestructura escolar sólo es un espejismo.
En el ámbito pedagógico, el dichoso Modelo Educativo de Aprendizajes sólo ha ocasionado inconformidad entre los maestros de tecnología por la desaparición de los talleres. La dichosa autonomía curricular va jalando a pasos de tortuga. Y todo eso pasó por no tomar la opinión de los maestros de aula, por esa razón, los maestros la rechazaron.