Las pruebas son contundentes, pero a la justicia la emputecieron, la violaron y la dejaron tirada en un excusado. El mismo Diego Valadés ha reconocido que «el caso Duarte es un duro revés para el Derecho, la decencia pública y la confianza social. Es una invitación a delinquir». Lo que hizo Javier Duarte es una buena lección para los jóvenes que piensan seguir una carrera política.
En México se puede robar, se puede huir, lo pueden aprehender a uno, se puede regresar parte de lo robado, pagar una pequeña multa, unos años de cárcel y salir a vivir la vida loca. Es decir, parafraseando al apóstol Pablo: «Comamos y robemos que mañana hemos de ser exonerados».