En México, «comamos y robemos que mañana hemos de ser exonerados»

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El exgobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa FOTO: ASTROLABIO.COM
- en Avenida Principal, Carrusel

Tarek Abdalá confesó que era Duarte quien desviaba el dinero, que él era el pagador y sabía que el dinero iba a empresas fantasma. Pero declaró que Karime Macías también decidía el pago a algunas empresas. Los prestanombres de Javier Duarte también dieron su testimonio señalando a Javier Duarte como el artífice del robo del siglo en Veracruz. Las propiedades que Duarte compró con el dinero robado, existen, si no, qué le habrían de confiscar.

Las pruebas son contundentes, pero a la justicia la emputecieron, la violaron y la dejaron tirada en un excusado. El mismo Diego Valadés ha reconocido que «el caso Duarte es un duro revés para el Derecho, la decencia pública y la confianza social. Es una invitación a delinquir». Lo que hizo Javier Duarte es una buena lección para los jóvenes que piensan seguir una carrera política.

En México se puede robar, se puede huir, lo pueden aprehender a uno, se puede regresar parte de lo robado, pagar una pequeña multa, unos años de cárcel y salir a vivir la vida loca. Es decir, parafraseando al apóstol Pablo: «Comamos y robemos que mañana hemos de ser exonerados».

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