Vaya cinismo el del auditor del Orfis, quien dice que el trabajo de fiscalización lo llevan a cabo por «servidores públicos con experiencia probada en auditoría, con certificaciones en fiscalización o posgrados en los diferentes ámbitos de su especialidad». ¿Cómo puede decir eso cuando tiene una banda de sobrinos que se dedica a extorsionar, según ellos, por instrucciones de su tío quien requiere efectivo para pagos de “carácter personal”?
A Lorenzo Portilla y al Orfis no se le critica ni se le señala por su mal desempeño, se le acusa por las evidencias que han surgido donde se ve la manera cómo extorsiona. Portilla y su pandilla traicionan eso que buscan promover: «la integridad y los valores fomentando la creación y aplicación de los Códigos de Ética». Pueril, descarado y cínico un auditor que, de acuerdo a las evidencias, ha utilizado el Orfis para enriquecerse él y sus sobrinos.