Primero, porque de manera repentina pusieron cintas de clausura a una parte del estacionamiento de esta plaza sin informar puntualmente a la ciudadanía las razones por las que Protección Civil tomaba esas medidas. Esa desinformación provocó un sinnúmero de especulaciones que se dejaron crecer, que no se contrarrestaron con información puntual y que finalmente provocó una alarma que va a estar muy difícil que se nulifique. A estas alturas, hasta los mejor informados tienen temor de dejar su auto en la parte baja del estacionamiento de Plaza Ánimas.
Ahora ya quieren arrancar, por los mismos medios limitados, una campaña para decir que no hay riesgo de que se desplome el estacionamiento de la Plaza Ánimas, pero a estas alturas ya nadie les cree. La consecuencia: se desplomaron las ventas en esta plaza hasta en un 50 por ciento. Y todo por una fallida estrategia de comunicación social.