De momento los niños ya escribieron sus primeras cartas y en ellas piden a sus padres que no se preocupen por ellos, que ellos se saben cuidar solos y que no se culpe del hecho al entrenador. Uno de ellos ha pedido que saliendo lo lleven a comer puerco y otro ha pedido que lo lleven a comer pollo frito. Otro de los niños asegura a sus padres que saliendo los ayudará en el negocio de ultramarinos que tienen.
Uno de los niños de apenas 13 años de edad está tan seguro de que va a salir que ha dicho a sus padres que no se olviden de su fiesta de cumpleaños. Hasta el momento no hay fecha para sacarlos de la cueva subterránea, y se teme que el oxígeno escasee o que las lluvias suban los niveles de agua. De momento se ha procurado que los niños, junto con su entrenador, estén lo más cómodos posible.