En el segundo debate se pudo ver a un Andrés Manuel López Obrador más ágil en sus repuestas, se vio incisivo y preciso contra los cuestionamientos de Ricardo Anaya. Se tocaron tópicos donde el candidato del PRI pudo lucirse, sin embargo, José Antonio Meade no los supo aprovechar al 100 por ciento. Ricardo Anaya, perdió la brújula después de que López Obrador le llamara Riki Rikín Canallín y le mostrara la portada de Proceso, donde se le cuestiona su opulencia y ante los ataques del propio Meade, Ricardo Anaya no lució como la primera vez.
En el caso del Bronco, sólo ocupó su lugar y pasó sin levantar olas como la primera vez. Es cierto que un debate no determina quien ganará la elección, sin embargo, éste sirve para conocer cómo piensan los candidatos y sirve como termómetro de las preferencias electorales.
Hoy se puede decir que el vencedor del debate se llama Andrés Manuel López Obrador. Supo sortear los ataques de Ricardo Anaya y se mostró a ratos con buen sentido del humor y se vio a un candidato seguro de ganar la contienda electoral. En otras palabras, ya se siente presidente.
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