Con la Reforma Educativa se esperaba que saliéramos de los últimos lugares de la Prueba Pisa, que se tuvieran mejores planteles y maestros mejor preparados; el resultado ha sido pobre, los alumnos siguen recibiendo clases en aulas improvisadas y el rezago es evidente.
En el ámbito laboral no cantamos mal las rancheras, el sueldo mínimo se ha quedado rezagado por la inflación y, aunque el Gobierno Federal festeja sus avances macroeconómicos, la calidad de vida de los mexicanos no es de primera.
En el quinto año de este gobierno, los resultados son pocos, la calidad de vida es a la baja, no alcanza el dinero para pagar los servicios ni los insumos de la canasta básica. En resumen, las reformas de Peña Nieto son un reverendo fracaso.