Siguiendo los pasos de Santo Domingo

Domingo
El exconvento de Santo Domingo Yanhuitlán, hoy convertido en museo FOTO: SIN EMBARGO
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé / El 2 de junio de 1526 arribaron a la Vera Cruz los primeros religiosos de la Orden de Predicadores, encabezados por Fray Tomás Ortiz, junto con Vicente de Santa Ana, Diego de Sotomayor, Pedro de Santa María, Justo de Santo Domingo, Pedro Zambrano, Gonzalo Lucero, Bartolomé de Calzadilla, Domingo de Betanzos, Diego Ramírez, Alonso de las Vírgenes y Vicente de las Casas. Todos ellos se alojaron en el convento de los franciscanos durante dos años, tiempo necesario para organizar la nueva empresa que tendría la finalidad de continuar la evangelización en la zona centro, con miras hacia el sureste, penetrando por la Mixteca Alta hasta llegar a Guatemala. En 1528 llegó a la Nueva España la segunda expedición de dominicos compuesta por 24 frailes, dirigida por Vicente de Santa María, estableciendo con ello una importante presencia en Oaxaca.

Con esta breve introducción, presento el relato de uno de los recorridos históricos más significativos que haya realizado Xalapa Antiguo en los últimos cuatro años; el objetivo fue adentrarse a uno de los pasajes más controversiales en la historia de la religión en México, la antigua Antequera (hoy Oaxaca), que por su extraordinaria conservación le mereció el reconocimiento de la UNESCO para ser declarada Patrimonio de la Humanidad. La atención se centró principalmente en un recorrido por localidades de la Mixteca Alta, para admirar verdaderas obras de ingeniería y espectaculares obras de arte que encierran sus longevas edificaciones conventuales, realizadas por anónimas manos indígenas. El especialista en arte doctor Alejandro Mariano Pérez compartió sus conocimientos sobre la Orden Dominica en un viaje repleto de emociones y sentimientos encontrados.

La primera visita fue en el convento de Santo Domingo Yanhuitlán, primer asentamiento dominico en la Mixteca Alta y segundo en territorio oaxaqueño después del convento de San Pablo en la antigua Antequera. La historia se remonta a 1537, cuando fray Domingo de Betanzos (uno de los 12 frailes dominicos en llegar a la Nueva España) inicia la construcción de una de las obras conventuales más imponentes de México. Su bóveda de nervaduras de 75 metros de largo y 25 de altura la hacen sencillamente espectacular. En su interior se puede apreciar el retablo más alto de la Mixteca Alta, de principios del siglo XVII, con pinturas de Andrés de la Concha, sin dejar de mencionar el artesonado del sotocoro. Cabe destacar los voluminosos contrafuertes, que con los siglos, fueron engrosándolos para sostener la pesada bóveda debido a la frecuente actividad sísmica de la región. Durante el largo proceso de construcción, fray Domingo organizó a los indios en el proceso de la producción del gusano de seda, el cultivo de la morera y la producción de la cochinilla de grana, con gran aceptación en la Europa del siglo XVI. Esta joya arquitectónica es resguardada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Por la tarde se visitó una de las primeras universidades de la época en la Nueva España, el convento de Santo Domingo “El Grande”; una destacada expresión de la Provincia de Santiago en México. El antecedente más antiguo del inmueble se remonta al año 1558, cuando el ayuntamiento de la antigua Antequera donó los terrenos para la construcción de la magna obra, era una época en que el convento de San Pablo (primero en Oaxaca) estaba en decadencia. Su construcción inicia en 1575, pero no es hasta la primera década del siglo XVI cuando los primeros frailes se establecen ahí.

De manera cronológica, presento las vicisitudes por las que pasó el convento de Santo Domingo de Guzmán. En 1812, durante la Independencia, diversas fuerzas militares ocuparon el edificio. En 1859 son exclaustrados los frailes, se reabre al culto la Capilla del Rosario y se inician las primeras obras de restauración, gracias a la intervención y gestiones del Obispo Eulogio Gillow y Zavaleta, quien por cierto, en aquella época era dueño de la famosa hacienda de San Antonio, Chautla, cercana a San Martín, Texmelucan, y también era amigo del Presidente Porfirio Díaz. En 1902, el convento vuelve a ser ocupado como cuartel de caballería, en medio de una efervescencia revolucionaria. En 1964 la Secretaría de Patrimonio Nacional realiza por segunda ocasión obras de restauración. En 1972 se inaugura el Museo Regional de Oaxaca. En 1994 la Secretaría de la Defensa Nacional entrega definitivamente el edificio, gracias a las gestiones realizadas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Fomento Social Banamex y Pro Oax AC. Actualmente su nombre oficial es Centro Cultural Santo Domingo y se encuentra resguardado por el INAH, bajo los estándares internacionales.

Al día siguiente, el recorrido continuó hacia el pequeño convento de San Jerónimo, en Tlacochahuaya, erigido por la segunda generación de frailes dominicos llegados a la Nueva España, su construcción datada en 1558 se le atribuye a Fray Jordán de Santa Catalina; la pintura en su interior, así como sus pisos son del siglo XIX. Lo más sobresaliente de este sitio es un órgano histórico datado en 1735, éste y otros 71 órganos construidos entre 1686 y 1891 nos recuerdan un glorioso pasado musical, cuando Oaxaca era el tercer centro de música más importante de la Nueva España, después de la Ciudad de a México y Puebla. Para beneplácito nuestro ese día, el órgano barroco fue tocado por el organista oaxaqueño Isaí Guzmán, especialista en música novohispana. En 1991, el órgano fue restaurado por la Fundación Pichiquequiti con la ayuda de la Asociación de Comerciantes de la ciudad de Oaxaca y del tequio del pueblo. Actualmente forma parte del inventario del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca, una asociación fundada en el año 2000 con el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Hacia el medio día, la delegación de xalapeños visitó el majestuoso convento de Santiago Cuilapam, el cual inició en 1550. El complejo tiene la característica de contar con una de las capillas abiertas de estilo neoclásico más grandes de México; su claustro fue concluido, mas no su capilla e iglesia. Cuenta con deteriorados murales que detallan pasajes religiosos, así como aspectos de la vida conventual de los frailes, destacando uno que se encuentra en la Sala de Profundis, el cual retrata la Genealogía de Mártires de la Orden de Predicadores, y el cómo murieron dichos religiosos. Actualmente es resguardado por INAH y algunas de sus celdas son utilizadas como áreas de restauración por el mismo Instituto.

Un viaje que fue complementado con dos visitas, una a San Bartolo Coyotepec, localidad donde su economía se basa en la fabricación de artesanías creadas en barro negro, y la otra, a Santa María del Tule, para estar cerca del ahuehuete milenario declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2003.

Será difícil olvidar todos los conocimientos transmitidos por el doctor Alejandro Mariano, degustar la amplia gastronomía con la que cuenta Oaxaca, pero sobre todo, la experiencia de haber viajado cien personas a la antigua Antequera y la Mixteca Alta. Hasta la próxima.

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