Pues claro, si Donald Trump insiste con su propuesta de aumentar aranceles al acero y aluminio que exportan de otros países, los otros países no se iban a quedar con los brazos cruzados. De momento la Unión Europea ya está preparando aranceles para productos norteamericanos como la naranja, el whisky (el famoso bourbon) y la mantequilla de maní, lo que afectaría a estados como la Florida y Tennessee. Esto nada más para empezar, porque si Trump se decide a empezar una guerra comercial seguramente quienes tengan que pagar los platos rotos serán no sólo los exportadores estadunidenses, sino además los consumidores.
Es por ello que quienes saben de economía no están de acuerdo con esas medidas “terroristas” de Trump, por eso ya le renunció su principal asesor en Economía; por eso tiene divididos a los republicanos en las cámaras, porque saben que a Estados Unidos no le conviene una guerra comercial.
Tampoco le conviene a Estados Unidos cancelar el Tratado de Libre Comercio, sin embargo, Trump ya amagó que, si no hay TLC con México y Canadá, también ellos tendrán que pagar esos nuevos aranceles al acero y aluminio.
Comentarios