No es bueno que a unos días de que inicien formalmente las campañas electorales en las que se elegirá, entre otras cosas, presidente de México, el clima político de nuestro país se ponga tan enrarecido. Para muchos queda claro que Ricardo Anaya tiene mucho que explicar sobre sus supuestos vínculos con Manuel Barreiro, el empresario que lo vincula con el delito de lavado de dinero; las respuestas del candidato presidencial han sido muy vagas, imprecisas y a ratos hasta se ha valido de las mentiras a medias, que estrictamente, son mentiras completas.
Pero también la Procuraduría General de la República está poniendo de su parte para enrarecer el caso. Eso del video en donde se escucha la conversación de Anaya y sus acompañantes en una oficina pública pone en evidencia el habla soez del candidato, pero también pone en evidencia a la PGR como una dependencia donde no se puede hablar quedito porque todo lo graban.
Los miembros de Por México al Frente están a muy poco de romper diálogo y negociaciones con el gobierno federal, lo que originaría una crisis política que a unos meses de las elecciones terminaría perjudicando la certeza y legitimidad de las elecciones.
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