Armonía es una palabra que tiene que ver con la concordia, y no hay concordia dentro de la locura. De hecho, cuando no hay concordia, hay discordia, cada quien van por su lado, como una orquesta sin director, sin pautas, una orquesta de locos. De modo que, si López Obrador quiere erradicar la corrupción en este país, primero debería haber concordia en él mismo, en su equipo de campaña, en su gabinete adelantado, en los senadores y diputados que piensa cosechar para que lo apoyen.
Y ahí, en esos diputados y senadores, está el primer rasgo de que no hay concordia en AMLO; en dónde cabe Napoleón Gómez Urrutia con Ifigenia Martínez; en dónde Germán “el nazi” Martínez con Muñoz Ledo; en dónde Cuauhtémoc Blanco con Delfina Gómez. Principio del formulario
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