Una de las mujeres priistas que nunca se dejó llevar por la derrota en la pasada elección de gobernador fue Michelle Servín. Ella quedó tranquila con el resultado porque siempre hizo su mayor esfuerzo. Como síndica del ayuntamiento de Xalapa, ni el alcalde Américo Zúñiga ni los regidores tuvieron nada que reprocharle. La actual administración no encontrará irregularidades en el trabajo de Michelle Servín.
Ella ha sido paciente, pudo haber exigido ser candidata a diputada local en la pasada elección, pero no sólo fue disciplinada, sino prudente. El mal gobierno de Javier Duarte pegó duro a todos los candidatos en esa elección. Ahora que los xalapeños se han dado cuenta que Morena no es la mentada «esperanza de México»; ahora que los xalapeños se han dado cuenta de la clase de diputadas que pueden surgir de ese partido (Carola Viveros, vivo ejemplo de la ineficacia); ahora que los xalapeños ya se están cuenta de la clase de funcionarios que pueden surgir de un ayuntamiento comandado por Morena, ahora es tiempo para Michelle Servín, empiece a pensar en servir en un puesto de elección popular.
Ya Morena no es ese partido que postula una vaca y la hace ganar. Ahora Morena, como cualquier otro partido, tendrá que buscar el voto de colonia en colonia, de casa en casa.
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